Esta mañana mientras desayunaba he leído de nuevo el cuento “Si quieres ver una ballena” de Julie Fongliano y he encontrado una respuesta diferente a la que encontré la última vez que lo leí.
«Si quieres ver una ballena» llegó a mi vida como un regalo muy especial cuando empecé a ejercer como psicólogo y dudaba de la dirección de mi camino profesional. Desde entonces, lo he leído con atención y pausa varias veces y las respuestas que he encontrado en él han sido dos bastante diferentes. Así que hoy os las comparto por si pudiesen ser de utilidad para quienes llegáis hasta aquí.
A veces, como el protagonista de esta historia, queremos ver una ballena y, en la búsqueda de ésta, nos encontramos con cosas que NO son una ballena: una flor, un barco, un pirata, el cielo, un pelícano…
Todas estas cosas que NO son una ballena, en algún momento de nuestra vida, representan esos lugares hacia dónde NO debemos mirar si queremos ver una ballena.
¿Por qué? Pues porque para ver una ballena tenemos que poner el foco en el océano y observar con los ojos bien abiertos y sin distracciones hasta que, por fin, pase una ballena.
(Quienes hemos podido ver en algún momento de nuestra vida esa ballena que queríamos ver somos afortunados)
Sin embargo, muchas veces, leyendo esta misma historia, he conectado con una sensación que me devuelve la duda de si en mi empeño por buscar a la ballena, me pierdo todo lo que NO es una ballena y se presenta ante mí mientras la busco: esa flor, ese barco, ese pirata, ese pelícano o ese cielo.
Me planteo entonces si es tan importante ver a la ballena o lo es más poder mirar la vida que se me pasa mientras yo miro el océano y la espero.
Me doy cuenta de que mi vida no PIERDE por pararme a mirar el cielo, sino que GANA.
Estés o no ahora mismo queriendo ver una ballena, recuerda anclarte al “DESDE DÓNDE” nació la necesidad de verla y “PARA QUÉ” quieres buscarla.
Esto puede ayudarnos a tomar conciencia cuando dudamos de nuestra brújula interna e incluso nos dará información muy valiosa cuando toque cambiar direcciones y re-calcular rutas.
A veces, necesitaremos buscar a la ballena porque verla supondrá un gran logro para nuestro mundo interno.
Otras veces, necesitaremos no centrar nuestra mirada en el océano y pararnos a mirar al pelícano.
También es posible crear un senderito en medio que nos permita un poquito de las dos cosas, pero no es una tarea fácil.
Os mando un abrazo de ballena 🐳
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Andrés Escribano. Psicología Afirmativa Gay.
🐞Gracias 🌈